miércoles, 28 de abril de 2010

CONFESIONES A UN ERIZO XI

Hola, Flipi, estoy contento.


Acaba de llegar mi decimoséptimo libro.
Se llama Debajo de la higuera no hay ningún tesoro.
(No sé por qué no me puedo hoy poner una imagen aquí. A la izquierda tienes la portada)

Antes de que te pongas pesado con lo de que no hay que publicar así a lo loco, déjame decirte que este cuento empecé a escribirlo en 2001. El archivo del ordenador dice que el 24 de enero. Sí, hace nueve años. Me acuerdo lo envié junto con otro a un concurso y jajaja no es que lo ganaro otro, es que ¡quedó desierto! No les culpo, el hilo conductor no me salió demasiado bien, lo reconozco.
El proceso de Debajo de la higuera siguió cuando Antonio Ventura me dijo que tenía interés en él. Eso fue durante el salón del libro infantil de Alicante en 2007. Ahora sale y como la semana pasada vio la luz Diógenes (escrito en 2008) parece que saco libros como churros, pero te aseguro Flipi que soy fiel a la promesa que te hice en vida de cocer a fuego lento cada libro.

Un abrazo

PD: Por cierto, mi madre quiere poner dos pollos en la terraza que fue tu hogar. A ver si te apareces por la noche en la habitación y le convences de que no lo haga (qué peste, que jaleo, ¡dos pollos!) Con lo limpio y lo discreto que tu eras antes (y no digamos ahora)

domingo, 18 de abril de 2010

Confesiones a un erizo X


Querido Flipi:

Espero que tengáis librería o biblioteca en el cielo de los erizos, porque ya está aquí Diógenes. Parecía que no iba a llegar nunca, ¿verdad? Seguramente ya no te acordarás de la alegría que nos llevamos cuando nos dieron el premio Lazarillo en el 2008 y lo que enfadaste porque no te quisimos llevar a la entrega. 

 Cuando el libro me llegaba de camino, antes de verlo yo, ya me habían llegado noticias de gente que lo había leído: la librería Taiga de Toledo, librería Carrero de Valdemoro, librería En un bosque de hojas de Valladolid (me lo dijo Isabel, de Saltalarana), la librería El bosque de la maga Colibrí de Gijón le había hecho una reseña preciosa en su blog  e Isabel Sánchez de Salamanca lo había visto incluido en guía BIBLIOTECA de mayo.

Cuando llegó a casa yo andaba por Sierra Morena, contando historias.

Al fin lo tengo conmigo, en castellano, en gallego y en portugués.
Vaya unas ilustraciones chulas que ha hecho Pablo Auladell. ¡Qué lujo!

La verdad es que un libro muy especial para mí. No solo porque el proceso de creación lo viví con una “rara intensidad”, no me preguntes qué quiero decir que no voy a saber explicarme. No es que los otros no los viva con intensidad pero las sensaciones eran diferentes con esta historia, no sé.
También es especial porque Diógenes es un libro dedicado a mi nieto Diógenes (y, como sabes, yo no tengo hijos).

Sabes que puedes leer el principio si pinchas en la fotito de Diógenes de la derecha o aquí.

No te olvida:
Pablo Albo

www.pabloalbo.com

miércoles, 14 de abril de 2010

CONFESIONES A UN ERIZO IX

Querido Flipi, estoy muy contento.

La Internationale Jugendbibliothek (Biblioteca Internacional de la Juventud), con sede en Munich, selecciona cada año 250 libros infantiles y juveniles de todo el mundo y hace con ellos una lista que es punto de referencia en el panorama mundial de la literatura infantil. Se llama "The white ravens", literalmente "los cuervos blancos", que viene a ser lo que por aquí decimos "mirlos blancos". En 2008, Estela se coló entre los títulos destacados. Este año han sido dos: El último canto y Gigante poco a poco.



Además los libros que forman parte de esta lista se agrupan en un catálogo anual y son expuestos en la prestigiosa Feria del Libro Infantil de Bolonia. Todo un honor

Este año, como otros tantos, estuve a punto de ir para allá. Sí que han ido Miguel Ángel Díez y Pedro Villar. A ver que nos cuentan a su regreso.

Si alguien llega a la exposición y fuera tan amable de echarle una foto le estaría agradecido de por vida.

jueves, 8 de abril de 2010

La primera cosecha del año


Parecía que no, pero las jardineras, el tesón de la hortelana y el sol de Alicante, dieron su fruto
(a pesar de los pájaros comilones que se pirran por las hojitas verdes de las zanahorias)


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